viernes, 30 de noviembre de 2007

EL INSÓLITO CASO DEL SEÑOR MARTÍNEZ

Manuel Martínez (de pie, segundo por la izquierda) junto a las autoridades locales de un pueblo sin identificar (Archivo Totanero)

El Señor Manuel Martínez, nació en Vega de Villalobos (Zamora) en 1876 en el seno de una familia de humildes campesinos. El parto fue aparentemente normal y el niño se crió feliz dentro de las limitaciones de su clase social en aquel tiempo y en aquel lugar perdido de la mano de Dios. Las cosas empezaron realmente a torcerse cuando su padre murió en una reyerta en un bar del pueblo, asesinado por el tío Macario, labrador también. Según testigos presenciales la discusión se originó por cuál libro era mejor, si "Guerra y Paz" o "Ana Karenina", ya que ambos eran unos fanáticos de Tolstoi. El caso es que el pequeño Manuel (al que su familia llamaba indistintamente Manolo, Lolo, Pirulo o, simplemente, imbécil) tuvo que ponerse a trabajar el campo. Su inoperancia era tal que enseguida su familia (que desde la muerte del padre se había visto incrementada en otros 8 vástagos) pasó por serias dificultades económicas. La suerte cambió cuando pasó por la localidad una feria ambulante que llevaba una especie de espectáculo de monstruos. La verdad es que era una estafa no muy hábil, una mujer bigotuda, el hombre más ignorante del mundo (cuyo show consistía en contestar a todo lo que se le preguntaba con un lacónico "no sé") y un pescado en salazón al que se había puesto una careta para hacerle parecer una sirena constituían todo su bagaje. Pero cuando el jefe del negocio vio a Manolo, que por entonces ya tenía 18 años, se le iluminó el rostro. Es cierto que el chico tenía cierta característica física peculiar pero se disimulaba entre las deformidades propias de la endogamia del lugar. Así era, Manolo Martínez medía nada más y nada menos que 1.71 metros de altura ¡Era el enano más alto del mundo!

Lolo se incorporó al mundo de los feriantes tras firmar un contrato que le aseguraba un ingreso mensual a su familia. Con su nuevo monstruo a bordo la gira fue ahora un éxito, no sólo local o castellano, no, a nivel nacional. Incluso el ministro de gobernación quiso ver al fenómeno. El nivel de vida de Don Manuel, como ahora se le empezaba a llamar, subió considerablemente e incluso conoció a la que sería su esposa durante un banquete, benéfico para erradicar las goteras de una miserable aldea del Sahara Occidental. El espectáculo se incrementó con nuevos fenómenos de feria tales como Don Jaime O´Reardon, de origen irlandés, que se anunciaba como "El Gigante más bajo del mundo" y que, casualidades del destino, también medía 1.71 metros.

Cuando la vida más parecía sonreir a Don Manuel (incluso tuvo un hijo que, misterios de la genética, alcanzó una altura normal y conseguiría cierta efímera fama en el mundo del deporte al saltar completamente vestido a un combate de lucha femenina en el barro, ante el escándalo general) apareció muerto en un callejón de Ciudad Real. El misterio sobre su muerte continua ya que el sobre que el asesino parece que metió (según la policía) en uno de los bolsillos de su, impecable como nunca, levita con el críptico mensaje de "Tintorería Castilla. Lavado 5 pesetas. Pagado", no ha podido ser descifrado.

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