martes, 20 de noviembre de 2007

ENTREVISTA A EX-NIÑO DE SAN ILDEFONSO

Aún no ha perdido el sentido del humor.

José Manuel Fernández Truño era sólo un niño cuando, allá por 1968, cantó el premio gordo de la lotería de Navidad. Hoy lo hemos encontrado en su casa del paraje de Los Partidarios (Murcia) desde donde nos ha concedido una entrevista exclusiva.

Leela y Fry: Señor Truño... ¿Le molesta que le llamemos así?

Sr. Truño: No, en absoluto. Continúe joven.

Bien, ¿A cuánto ascendía el premio que usted cantó?

Era un millón de pesetas de las de entonces, me acuerdo perfectamente porque mi compañero Salustiano Sinsalusti dijo: "Veinte mil ochocientos cincuenta y sieeeeeete" y yo respondí: "Un millón de pe... de pe..." snif... disculpe, me emociono y no puedo continuar.

No se preocupe, le entendemos, si no pue..

"¡Un millón deeee peseeeeeetas!"

¡Fantástico! ¡Bravo! ¡Bravo!

Gracias. Aún conservo la voz y de vez en cuando deleito a mis nietos diciendo números.

Pero...¿Aún no ha cambiado usted la voz?

Bueno, se la cambié una vez a un afilador de Hernani que había perdido su flauta y la necesitaba pero al poco tiempo me cansé de mi nueva voz ronca y se la cambié a un holandés con voz de pito (del que luego oí que salió hasta en la tele). Finalmente, encontré mi voz original de pre-adolescente en un mercadillo de Los Urrutias y la recuperé cambiándola por un molinillo de café. Por cierto, hablando de café ¿Quiere usted un vaso de ginebra?

No gracias, son las ocho de la mañana.

¿Ya? ¡Y yo aún sobrio!

En fin, volviendo al tema que nos ocupa. ¿Le regalaron algo los premiados como era habitual?

Pues la verdad es que era un señor de Madrid bastante simpático que nos invitó a Salusti y a mi a pasar las vacaciones con él. Eso solía hacerse porque nosotros éramos huérfanos. Allí nos fuimos con él entonces en verano y, bueno, al principio bien, pero luego insistía en meterse con nosotros en la bañera. El colmo fue cuando D. Pedro M. G. se vistió de cuero negro y nos persiguió blandiendo su pene.

Así pues, eran huérfanos...

Sí, claro, unos más que otros pero sí. Ahora ya no hace falta serlo para estar en San Ildefonso, todo se ha perdido, ya no hay niños huérfanos ni nada ¡Qué vergüenza! El estado debería dejar huérfanos a un montón de niños.

Er...Bueno, nosotros tenemos que irnos. Ha sido un placer hablar con usted.

¿Esto luego dónde sale? ¿En lo del tomate?